Anarquistas de Bialystok – Furia Apatrida

Anarquistas de Bialystok – Furia Apatrida

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Durante todo el camino a comisaria intentó defenderse de los golpes de los guardias y gritaba a menudo:
“¡Viva la Anarquía!”.
A la comisaría llegó pronto el General-Gobernador de la provincia, Bogayevskiy:
“-¿Cómo te llamas?
-Anarquista-comunista.
-¿Cuál es tu profesión?
-Hago bombas. Tengo preparada una para ti para la semana que viene, pero ya veo que mis compañeros van a acabar contigo…”

“Siento gran cariño y cierta cercanía de alma con lxs compañerxs que aparecen tras las páginas de este libro, pero no me interesa analizarlas de esa manera tan periodísticamente asquerosa como lo hace, por ejemplo, el siempre insoportable experto, Osvaldo Bayer”

«Aunque no conozco otros detalles sobre las compañeras de Bialystok, lo más probable es que les tocase una suerte similar que a los muchachos: la cárcel o/y la katorga. La muerte: probable. El olvido: seguro. El relato, las octavillas y las necrológicas son como esta gente: están escritas de una manera poco literaria, con muchas repeticiones, de una manera muy torpe, propias de alguien que escribe exactamente como habla, pero alguien de corazón ardiente y aún más importante: que sabe odiar. »

«En la primera década de siglo XX casi cada ciudad pequeña o pueblucho del oeste del Imperio Ruso contaba con una célula anarquista, o por lo menos con un/a anarquista.
En la ucraniana Gulay-Polye, un pequeño grupo de anarcoexpropiadores creado en 1906 fue la base para lo que sobre 10 años después se trasformó en la famosa majnovshchina.
En los alrededores de Bialystok existieron grupos anarquistas en varias poblaciones: en Ruzhany lxs anarquistas iniciaban muchas huelgas; en Bielsko y en Orlo fue activo El Grupo Campesino de Anarquistas-Comunistas; en Volkovysk lxs anarquistas mataron al dueño de una fábrica; en Trostiany se metieron en muchas huelgas y allí se consiguió la jornada de 8 horas después de tirar una bomba en el edificio de la Policía Local y otra, tirada a un burgués importante, por parte del compañero Boris Goz, que murió luego durante su resistencia contra la Policía en Brest-Litovsk; en Zabludov lxs anarquistas intentaron matar al dueño de una fábrica de pieles…»

“Solamente se puede protestar, expresar en voz alta la opinión anarquista, después de una serie de importantes actos terroristas anti-burgueses sin motivo concreto alguno. Los anarquistas tenían que golpear a la burguesía no sólo respondiendo a una culpa individual, personal y concreta de uno de ellos: tenían que atacarlos como los representantes y la flor de la sociedad burguesa. Conseguir que la amenaza permanente de muerte, como un inolvidable y terrible recuerdo de su culpa eterna colgara sobre ellos en cada lugar y en cada momento de su existencia. Para que entre ellos ninguno se sintiese inocente. Para que no conociesen ninguna paz ni reposo.”

«Ya es tiempo que entendáis que sólo sobre el cadáver de la burguesía podréis alcanzar vuestra liberación. ¡Matarlos, destruir el suelo bajo sus pies! Intentad que cada uno de vuestros actos toquen sus nervios: A LA PROPIEDAD PRIVADA Y AL ESTADO. Empezando tal lucha, la verdadera lucha de clases, vais a ver como de engañosos y sin sentido son todos esos avances que os prometen los politiqueros. Así, cuando luchéis y no sigáis sólo hablando, cuando actuéis, sí que vais a liberaros de la esclavitud, permitiendo que vuestra creatividad natural se desarrolle, que vuestros instintos humanos vivan de nuevo.»